
El ecosistema de software libre no descansa, y una muestra clara de ello es LibreOffice 26.2, la próxima versión de esta popular suite ofimática de código abierto. Aunque aún falta tiempo para su llegada oficial —será lanzada en 2026—, ya conocemos una de sus novedades más interesantes: mejorar la gestión de documentos que contienen fuentes incrustadas con restricciones de licencia.
Puede parecer un detalle menor, algo técnico y casi invisible, pero para cualquiera que trabaje con documentos complejos, intercambiados en entornos profesionales o educativos, este cambio es crucial. Y además, refleja un compromiso profundo de la comunidad por escuchar a los usuarios y pulir esas aristas que, aunque pequeñas, marcan la diferencia.
El problema: fuentes que se negaban a hablar
Hasta ahora, si un documento contenía fuentes incrustadas con derechos de licencia restringidos, LibreOffice simplemente no las utilizaba. Así de tajante. El texto se mostraba de otra forma, sin dar explicaciones claras al usuario.
El error quedó registrado en 2021, cuando alguien reportó que un archivo con la fuente Bebas Neue incrustada no se mostraba correctamente en su sistema. No era un fallo técnico, sino una cuestión legal: la fuente tenía restricciones de licencia y, por lo tanto, LibreOffice bloqueaba su uso. Correcto desde el punto de vista jurídico… pero un dolor de cabeza desde la experiencia de usuario.
Lo peor era la falta de comunicación. LibreOffice rechazaba la fuente en silencio. Ningún aviso, ningún mensaje que explicara el porqué. El usuario se encontraba con un documento visualmente distinto y sin pistas para entender lo que había pasado.
El propio informe proponía algo muy sensato: “una ventana de aviso que dijera, por ejemplo, algunas fuentes incrustadas no pueden usarse debido a derechos de licencia restringidos”. Algo simple, pero que hubiese evitado años de confusión.
La solución: diálogo, opciones y transparencia
Tras varias discusiones y trabajo de desarrollo, esta semana se fusionó en el repositorio de LibreOffice el soporte inicial para documentos con fuentes incrustadas restringidas. Demasiado tarde para la inminente versión LibreOffice 25.8, pero ya confirmado para el ciclo de la 26.2.
El cambio fue liderado por Mike Kaganski, de Collabora, uno de los desarrolladores más activos en la mejora de esta suite ofimática. La idea no es forzar a los usuarios a saltarse las licencias —algo imposible—, sino ofrecer alternativas claras y comprensibles.
Así funcionará a partir de LibreOffice 26.2:
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Apertura de documentos: si un archivo contiene fuentes incrustadas con restricciones, pero esas mismas fuentes ya están instaladas en tu sistema, se utilizarán sin problema. No se considerarán “bloqueadas”.
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Edición: si intentas pasar al modo de edición con un documento que contiene fuentes restringidas no disponibles en tu sistema, LibreOffice mostrará un diálogo. Allí tendrás la opción de descartar esas fuentes para continuar, o bien cambiar a un modo de solo lectura que respete las limitaciones.
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Guardado de archivos: al guardar, cualquier fuente incrustada con restricciones que no esté instalada en tu sistema será descartada. De esta forma se evita propagar fuentes que legalmente no deberían compartirse.
El resultado: más transparencia, más control para el usuario y menos frustraciones.
Por qué importa este cambio
Puede que a simple vista parezca un asunto de nicho, pero lo cierto es que los documentos corporativos, académicos y gubernamentales suelen utilizar fuentes específicas. Y muchas veces esas fuentes llegan incrustadas, con licencias que no permiten su redistribución o edición.
Hasta ahora, abrir uno de esos archivos en LibreOffice podía ser una experiencia confusa. El documento no se veía igual, no había explicaciones y la confianza en la herramienta se resentía. Con LibreOffice 26.2, el programa deja de ser una caja negra y se convierte en un asistente más honesto: te dice qué pasa y te da opciones claras.
Esto no solo es un alivio para los usuarios, también fortalece el papel de LibreOffice en entornos profesionales donde la compatibilidad y la transparencia son clave.
Un paso más en la madurez de LibreOffice
No es la primera vez que vemos a LibreOffice dar pasos pequeños pero significativos hacia la madurez. En cada versión hay mejoras de compatibilidad con Microsoft Office, ajustes en la interfaz, optimizaciones de rendimiento. Pero este cambio, aunque técnico, toca una fibra importante: la comunicación con el usuario.
Y es que al final, lo que todos queremos cuando abrimos un documento es claridad. Que el software nos diga qué ocurre, que no esconda información importante. Con LibreOffice 26.2, ese objetivo está un poco más cerca.
LibreOffice 26.2 traerá una mejora que llevaba años en espera: manejar de manera correcta los documentos con fuentes incrustadas restringidas. Lo hará mostrando avisos claros, ofreciendo modos alternativos de uso y garantizando que los derechos de licencia se respeten sin sacrificar la experiencia del usuario.
Un detalle, sí. Pero de esos que transforman la frustración en confianza.
Fuente; Phoronix
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