
Michael Catanzaro, conocido por su trabajo en el navegador Epiphany y por ser una figura activa en los proyectos GNOME y Fedora, ha lanzado una propuesta que podría marcar un antes y un después en cómo Fedora gestiona las aplicaciones Flatpak. Su planteamiento es claro, pero ambicioso: darle prioridad a FlatHub como fuente predeterminada para los paquetes que los usuarios instalan, y restringir el repositorio propio de Fedora a los paquetes que vienen preinstalados por defecto.
Esto, aunque suena técnico, podría suponer un cambio importante en la experiencia de uso de Fedora Workstation.
Flatpak, Fedora y un dilema silencioso
Actualmente, Fedora configura su propio repositorio Flatpak como predeterminado. Este se construye a partir de paquetes RPM y, como es lógico, tiene prioridad sobre FlatHub. Si alguien quiere acceder a FlatHub, debe hacerlo por su cuenta, activando manualmente los “repositorios de terceros” en el gestor de software de GNOME. Pero incluso entonces, Fedora mantiene la delantera.
Según Catanzaro, esto no refleja las preferencias reales de la mayoría de usuarios. Muchos esperan instalar aplicaciones directamente desde FlatHub, como hacen en otras distribuciones, sin darse cuenta de que Fedora les sirve una versión diferente, con cambios propios. Y claro, eso genera confusión... y a veces, frustración.
No es solo una cuestión de percepción. Los datos que cita el propio Catanzaro indican que el 80% de los encuestados preferirían obtener sus aplicaciones desde FlatHub. ¿Por qué? Porque ahí los paquetes suelen estar mantenidos por los mismos desarrolladores de las apps, quienes conocen mejor sus entresijos, sus problemas y cómo resolverlos.
¿Qué hay detrás del cambio?
La propuesta no se queda en lo superficial. Catanzaro imagina una Fedora Workstation más moderna, segura y flexible. Por ejemplo, con un sistema basado en imágenes atómicas por defecto —como ocurre con Fedora Silverblue— donde el riesgo de romper el sistema se reduce considerablemente, y si algo sale mal, revertirlo es más fácil.
Pero eso no significa cerrar puertas. Si alguien prefiere el enfoque tradicional, con RPM y dnf, aún tendría la posibilidad de usarlo. El cambio, en todo caso, estaría enfocado en hacer más simple y lógico el comportamiento predeterminado de Fedora.
Y no se trata solo de usabilidad. Hay un aspecto que ha generado tensiones reales: cuando una aplicación da problemas, los usuarios suelen acudir directamente al desarrollador, incluso si el error viene del paquete personalizado de Fedora. Casos como el de OBS Studio, donde la versión defectuosa en Fedora tenía más prioridad que la de FlatHub, son un ejemplo claro de este malentendido.
Seguridad vs. experiencia de usuario
Quienes defienden el enfoque actual de Fedora lo hacen en nombre de la seguridad. Su repositorio Flatpak compila los paquetes en entornos controlados, a partir del código fuente original, y solo acepta software con licencias libres aprobadas. Además, permite aplicar parches específicos cuando es necesario.
Pero Catanzaro no ignora estos argumentos. Por el contrario, propone fortalecer FlatHub, no reemplazar a ciegas. ¿Cómo? Trabajando conjuntamente para mejorar las prácticas de construcción, adoptar compilaciones reproducibles, y eliminar los runtimes obsoletos que aún usan muchos paquetes. Se habla incluso de verificar automáticamente estos entornos de ejecución y aplicar controles más estrictos sobre las configuraciones de aislamiento (sandboxing).
Un cambio gradual, pero con dirección clara
La propuesta no pretende ser brusca ni forzar la transición. La idea es que en futuras ediciones atómicas de Fedora Workstation, como Silverblue, se facilite la instalación por defecto desde FlatHub para las nuevas aplicaciones. Los paquetes preinstalados seguirían viniendo del repositorio de Fedora. Así, el cambio afectaría solo a lo que el usuario decida añadir.
Timothée Ravier, otro desarrollador clave del proyecto Fedora, también se ha sumado al debate con una propuesta paralela pensada para Fedora 43. En ella, algunas aplicaciones seleccionadas y verificadas de FlatHub podrían instalarse directamente, lo cual reduciría la carga para los mantenedores, mejoraría la coherencia de la experiencia de usuario y fortalecería la colaboración con los proyectos originales.
¿Qué viene ahora?
Fedora tiene una comunidad muy activa y comprometida. Si bien Silverblue aún no está del todo listo para convertirse en la opción por defecto, este tipo de propuestas demuestran que el proyecto sigue en evolución constante, siempre abierto a repensarse.
El debate sobre FlatHub y los paquetes Flatpak no es solo técnico. Es, en el fondo, una discusión sobre filosofía de diseño, sobre cómo equilibrar control y apertura, seguridad y comodidad, tradición y cambio. Lo importante es que Fedora no teme plantearse estas preguntas. Y eso, en un ecosistema tan diverso como el del software libre, siempre es una buena señal.
Fuente: Desdelinux
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