
La Unión Europea vuelve a poner a Google en el centro del debate. Esta vez, la Comisión Europea ha decidido imponerle una multa histórica de 2.950 millones de euros (unos 3.500 millones de dólares) por abuso de posición dominante en el mercado de la tecnología publicitaria. Una cifra que, aunque para un gigante como Google puede parecer asumible, envía un mensaje claro: Bruselas no está dispuesta a pasar por alto las prácticas que considera anticompetitivas.
¿De qué se acusa a Google?
Según la Comisión, Google ha utilizado su posición privilegiada en la publicidad digital para encarecer los costes de anunciantes y editores. Y como suele pasar en este tipo de cadenas, al final el golpe termina llegando a los consumidores, que pueden acabar pagando precios más altos por los productos y servicios que consumen.
Lo que está en juego no es poca cosa: la publicidad digital es el corazón del negocio de Google y una de las principales fuentes de ingresos de Internet en general. Si controlas la forma en que se compran y venden los anuncios, controlas buena parte del ecosistema digital.
Bruselas da un ultimátum
La multa no viene sola. La Comisión Europea ha dado a Google un plazo de 60 días para presentar un plan que ponga fin a estas prácticas. Y no se trata de una advertencia vacía: en caso de que Google no ofrezca una solución convincente, la Comisión ha dejado la puerta abierta a imponer medidas más drásticas, incluyendo la posibilidad de obligar a la empresa a vender partes de su negocio publicitario.
En palabras de la propia Comisión:
“Si no propone un plan viable, no dudaremos en imponer un remedio apropiado.”
Dicho de otra manera, Google tiene dos meses para convencer a Bruselas de que puede seguir funcionando sin abusar de su posición, o corre el riesgo de ver cómo le desmantelan parte de su imperio publicitario.
Una investigación que lleva años en marcha
Este movimiento no surge de la nada. La Comisión Europea abrió la investigación en junio de 2021, y ya en 2023 se habló abiertamente de la posibilidad de obligar a Google a desinvertir en su negocio publicitario.
Al otro lado del Atlántico, la historia es muy parecida. El Departamento de Justicia de EE. UU. también ha acusado a Google de violar las leyes antimonopolio en este mismo sector, hasta el punto de pedirle a un juez federal que divida su negocio de tecnología publicitaria.
En resumen: no es solo un problema europeo, sino una batalla global contra el poder de Google en la publicidad online.
La respuesta de Google
Como era de esperar, Google no se ha quedado callado. En una declaración enviada a The Verge, Lee-Anne Mulholland, vicepresidenta y jefa global de asuntos regulatorios de la compañía, calificó la decisión como “incorrecta”.
Según Mulholland, la multa no solo es injustificada, sino que además las medidas propuestas por la Comisión perjudicarán a miles de empresas europeas, ya que dificultarían su capacidad de ganar dinero a través de la publicidad digital. En otras palabras, Google sostiene que estas restricciones no arreglarán el problema, sino que terminarán haciendo daño a quienes dependen de su plataforma para sobrevivir.
La compañía, como era previsible, ya ha anunciado que apelará la decisión.
Una pelea con mucho en juego
Este caso es mucho más que una multa millonaria. Es parte de una batalla más amplia contra las Big Tech, donde tanto Europa como Estados Unidos intentan limitar el poder de compañías que, con sus plataformas, influyen en gran parte de la economía digital.
Si la Comisión Europea decide finalmente forzar a Google a vender parte de su negocio publicitario, estaríamos ante un hecho sin precedentes en el Viejo Continente. Y aunque el proceso podría tardar años en resolverse, el simple hecho de que esta opción esté sobre la mesa ya supone un cambio en las reglas del juego.
En conclusión
La multa de 3.500 millones de dólares es solo la punta del iceberg. El verdadero desafío para Google es el posible desmantelamiento parcial de su negocio publicitario, algo que podría alterar profundamente no solo su modelo de negocio, sino todo el ecosistema digital.
Mientras tanto, la pregunta queda abierta: ¿es la UE capaz de frenar a gigantes como Google, o veremos cómo una vez más las apelaciones dilatan la resolución durante años?
Lo que está claro es que la partida ya está en marcha, y esta multa es solo el primer movimiento de una partida de ajedrez que puede redefinir el poder en Internet.
Fuente: The verge
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