¿Le sienta bien o mal a Manjaro el nuevo modelo de actualizaciones de KDE Plasma? Spoiler: le sienta mejor de lo que parece.

Publicado el 19 de julio de 2025, 15:02

En el ecosistema del software libre, cada pequeño cambio puede generar ondas que se sienten en múltiples direcciones. Y cuando hablamos de KDE Plasma —uno de los escritorios más pulidos y queridos del mundo Linux—, cualquier modificación en su modelo de actualizaciones no pasa desapercibida. Hace poco, KDE tomó una decisión que, en principio, parecía complicada para algunas distribuciones. ¿El motivo? Han dicho adiós a las versiones LTS de Plasma. Así, sin anestesia.

La reacción fue inmediata. Muchos se preguntaron: ¿qué pasa ahora con distribuciones como Manjaro? ¿Se verán afectadas negativamente por este nuevo rumbo? Pues… no necesariamente. De hecho, lo que parecía una amenaza terminó siendo una oportunidad. Porque, aunque suene raro decirlo, esto le viene de maravilla a Manjaro. Te cuento por qué.

Plasma cambia las reglas del juego (y lo hace con estilo)

Vamos por partes. KDE decidió que las versiones LTS de Plasma ya no tenían sentido. ¿La razón? Según ellos, casi nadie las usaba. Así que optaron por simplificar y reforzar su estrategia: ahora, en lugar de cinco actualizaciones de mantenimiento por serie, tendremos seis. Una más puede no parecer gran cosa, pero créeme, en este mundillo eso marca una diferencia.

Además, KDE planea lanzar solo dos versiones mayores al año. No hay fecha oficial todavía, pero el cambio está en el horizonte. Y si bien esto es perfecto para distros con ciclos definidos como Kubuntu, para otras más dinámicas —como nuestra querida Manjaro— el impacto no está tan claro… o al menos eso parece al principio.

Manjaro: ni Arch, ni tradicional. Algo en medio.

Manjaro siempre ha sido un punto medio muy interesante. Está basada en Arch, sí, pero no sigue su filosofía rolling a rajatabla. En su lugar, ofrece un sistema de tres ramas de desarrollo que permiten cierto margen de control:

  • Unstable, casi calcada a Arch Linux, pero con una pizca de supervisión.

  • Testing, una especie de sala de espera donde los paquetes se prueban unos días antes.

  • Stable, la rama donde todo está más que pulido y apto para el usuario común.

Este enfoque, que muchos llaman semi-rolling release, le permite a Manjaro ofrecer software actualizado sin renunciar a la estabilidad. Y es ahí donde el nuevo modelo de actualizaciones de Plasma entra en juego.

Plasma y Manjaro: una relación de confianza y paciencia

La historia reciente nos lo recuerda. Manjaro no se lanzó de cabeza a GNOME 40, ni a Plasma 6. Prefirió esperar. Con calma, sin prisas. Cuando muchos usuarios preguntaban en los foros por qué seguían con versiones “antiguas”, la respuesta era clara: estamos usando lo más estable que hay. Y eso, para muchos, es lo más sensato.

Ahora mismo, por ejemplo, la edición KDE de Manjaro sigue en Plasma 6.3.6, pese a que Plasma 6.4 ya está en la calle desde hace un mes. Y ojo, esta semana ya se ha lanzado Plasma 6.4.3. Entonces, ¿qué pasa? ¿Van tarde? En realidad no. Es que suelen esperar hasta la versión punto-tres antes de saltar de serie. Es casi una tradición no escrita.

Y con el nuevo modelo de actualizaciones, donde hay una sexta versión de mantenimiento, tienen aún más margen para decidir con cabeza cuándo dar el salto. Sin presión. Sin comprometer la experiencia de usuario.

Más mantenimiento, más estabilidad. ¿Quién se queja?

La verdad es que, al eliminar las versiones LTS pero añadir una actualización más por ciclo, la estabilidad ha salido ganando. Porque sí, Plasma 6.3.6 ya está muy maduro. Es un escritorio sólido, pulido y confiable. Y cuando Manjaro decida dar el paso a Plasma 6.4, lo hará sabiendo que la nueva serie ya ha recibido suficientes parches.

Quizá llegue este fin de semana. Quizá la próxima. Pero si no lo hace pronto, tampoco pasará nada grave. Eso sí, si se retrasaran más de la cuenta, empezaríamos a estar desfasados sin motivo. Porque 6.4.4 llegará en agosto, y a estas alturas, 6.3 ya no va a mejorar más. Es lo que hay.

Entonces… ¿le sienta bien o mal?

Vamos al grano: sí, el nuevo modelo le sienta bien a Manjaro. Mucho mejor de lo que parecía al principio.

La clave está en cómo funciona su rama estable. Siempre han priorizado lo seguro frente a lo novedoso. Y si ahora KDE les da una versión más para estabilizar antes de lanzar la siguiente serie, mejor que mejor. Más tiempo para pulir. Menos errores para los usuarios. Y, sobre todo, una experiencia más confiable para quienes no quieren sorpresas desagradables.

En resumen: aunque parezca que Manjaro se queda atrás, en realidad está jugando con inteligencia. Está sacando partido de este nuevo enfoque de KDE. Y al final, los usuarios —los que realmente importan— son los que salen ganando.

Lo que parecía una piedra en el zapato terminó siendo una pieza clave. KDE Plasma ha cambiado su estrategia, y Manjaro no solo se ha adaptado, sino que ha salido fortalecido. Su modelo semi-rolling release encaja como un guante con esta nueva filosofía.

Así que, por muy contradictorio que suene: sí, el nuevo Plasma le sienta genial a Manjaro.

 

 

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