
Una victoria pequeña, pero importante, para el software libre
En medio de una era digital controlada por unos pocos gigantes tecnológicos, cada victoria del software libre sabe a gloria. No siempre es fácil, no siempre se gana. Pero a veces, con perseverancia y presión pública, se puede hacer retroceder incluso a los más grandes. Eso es exactamente lo que logró Nextcloud.
Después de meses de lucha silenciosa, frustraciones técnicas y un camino lleno de trabas impuestas por Google, los desarrolladores de esta plataforma de código abierto anunciaron con alivio —y, por qué no, un poco de orgullo— que la funcionalidad completa de su aplicación para Android volverá a estar disponible. Google, al fin, dio marcha atrás.
¿Qué es Nextcloud y por qué molesta tanto?
Nextcloud no es cualquier aplicación. Es una alternativa real a gigantes como Google Drive, Dropbox o OneDrive. Permite a los usuarios tener su propia nube personal, ya sea en casa, en un servidor privado o con algún proveedor externo, siempre bajo su control. Nada de ceder tus archivos a terceros sin saber exactamente qué hacen con ellos.
Ofrece mucho más que simple almacenamiento: permite compartir archivos, organizar calendarios, hacer videollamadas, chatear, colaborar en documentos... todo con una fuerte apuesta por la privacidad. Y eso, claro, molesta a quienes basan su negocio en recolectar datos de los usuarios.
El bloqueo: una trampa disfrazada de seguridad
Todo empezó a gestarse en 2024, aunque la mayoría de los usuarios lo notó tiempo después. De repente, desde la app Nextcloud Files en Android ya no se podían subir documentos comunes. Fotos y videos, sí. ¿Archivos de texto, hojas de cálculo, PDFs? No. Algo olía mal.
Resultó que Google, sin aviso previo y de manera unilateral, decidió revocar los permisos que la app venía utilizando desde hacía más de una década. El motivo oficial: “preocupaciones de seguridad”. ¿Creíble? Difícil. Esos permisos existían desde 2010 y la app siempre había funcionado sin problemas. Además, curiosamente, otras apps similares —pero de grandes tecnológicas— no sufrieron el mismo castigo.
La nueva exigencia de Google era clara: o eliminaban el acceso completo al sistema de archivos, o no podían actualizar su aplicación. Y para una herramienta como Nextcloud Files, esa limitación no era menor: afectaba la esencia misma de su funcionamiento.
No es la primera vez
Lo más preocupante es que este no fue un caso aislado. Antes ya había pasado con KDE Connect, otro proyecto de software libre que permite integrar móviles Android con PCs Linux. También ahí, Google puso trabas. El patrón es claro: cuando una app de código abierto se convierte en una alternativa real, surgen los obstáculos.
Desde Nextcloud intentaron dialogar, apelar, razonar. Nada. Google no respondió. Literalmente. Sin canales efectivos de comunicación y ante la necesidad de seguir ofreciendo actualizaciones a los usuarios, no quedó otra: tuvieron que limitar las funciones de la versión disponible en la Play Store. Para quienes querían todas las prestaciones, la única opción era descargarla desde F-Droid, una tienda alternativa no tan conocida.
La presión funcionó
Pero esta vez, algo cambió. El equipo de Nextcloud decidió contar lo que estaba pasando. Lo explicaron con claridad. Y la comunidad respondió. Usuarios, medios especializados, defensores del software libre… todos alzaron la voz. Y Google escuchó.
El 15 de mayo, finalmente, llegó una respuesta. Esta vez sí. Google se contactó directamente con los desarrolladores y ofreció restaurar los permisos originales. Fue una sorpresa, pero una muy buena:
“Estimados usuarios,
Buenas noticias. Esta mañana, 15 de mayo, Google se puso en contacto con nosotros y nos ofreció restaurar el permiso, lo que devolverá a nuestros usuarios la funcionalidad que se perdió.
Primero estamos preparando una versión de prueba (que se espera para esta noche) y una actualización final con todas las funcionalidades restauradas. Si no se producen problemas, es de esperar que la actualización esté disponible a principios de la próxima semana.
Gracias a su continuo apoyo.”
Una nota breve, pero cargada de significado. Volver a contar con las funciones completas no es solo una mejora técnica: es una pequeña victoria. Un recordatorio de que vale la pena insistir.
Un problema mucho más grande
Claro, lo de Nextcloud no es más que la punta del iceberg. Lo que está en juego aquí es algo mucho más profundo: el enorme poder que concentran unas pocas compañías sobre la vida digital de millones de personas.
Desde Nextcloud lo dicen sin rodeos:
“Los procesos de supervisión actuales son completamente inútiles frente a estas empresas multimillonarias.”
Y no exageran. La Ley de Mercados Digitales (DMA), aplicada en la Unión Europea desde mayo de 2023, busca justamente equilibrar el terreno. Pero las multas, hasta ahora, son simbólicas. En abril de 2025, Meta y Apple fueron sancionadas, sí, pero con cifras muy por debajo del máximo permitido. Para empresas que ganan miles de millones cada trimestre, pagar 200 o 500 millones de euros es apenas un rasguño.
Además, el tiempo no ayuda. Pasaron casi dos años desde la entrada en vigor de la ley hasta que se aplicaron las primeras sanciones. Y vendrán apelaciones, por supuesto, que alargarán todo aún más. En el mundo digital, dos años son una eternidad.
Hay esperanza, pero no podemos bajar los brazos
El caso Nextcloud demuestra que todavía se puede luchar. Que la presión colectiva tiene fuerza. Que la comunidad del software libre está viva, atenta, y sabe defender sus derechos. Pero también nos recuerda que no podemos relajarnos. Que el poder de las big tech sigue siendo abrumador, y que sin una regulación fuerte y ágil, seguirán haciendo lo que quieran.
Esta fue una victoria. Y nos alegra contarla. Pero no es el final del camino. Es apenas una señal de que vale la pena seguir peleando por un ecosistema digital más justo, más abierto, y donde las decisiones no las tomen solo unos pocos desde Silicon Valley.
Fuente: Laboratorio Linux
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