Firefox en la cuerda floja: el juicio contra Google que podría costarnos el último navegador independiente.

Publicado el 19 de mayo de 2025, 14:31

Durante años, la web fue un campo de juego más abierto. Donde la diversidad tecnológica era la norma, y no la excepción. Hoy, esa realidad pende de un hilo… y ese hilo se llama Firefox.

El juicio antimonopolio contra Google —sí, el gigante de la búsqueda, el omnipresente— está sacudiendo los cimientos del ecosistema digital. Lo que hasta hace poco parecía impensable, hoy es noticia diaria: el Departamento de Justicia de Estados Unidos enfrentándose cara a cara con uno de los titanes de Silicon Valley.

Pero en medio de esta batalla, hay una consecuencia inesperada que está generando escalofríos en muchos rincones de la comunidad tecnológica: Firefox podría desaparecer. Y no, no es una exageración.

Firefox: sobreviviendo gracias a su rival

Mozilla, la organización detrás de Firefox, lleva años luchando por mantenerse a flote. Innovando, sí. Pero también haciendo malabares financieros. ¿La razón? Una alarmante dependencia de Google, su mayor competidor. Ironic, ¿no?

Desde 2017, Google le paga a Mozilla más de 400 millones de dólares al año. ¿Para qué? Para asegurarse de ser el motor de búsqueda predeterminado en Firefox. Esa cifra colosal representa el 85 % del presupuesto anual de Mozilla. En otras palabras, sin ese dinero, no hay Firefox.

Durante el juicio, Eric Muhlheim, director financiero de Mozilla, lo dijo sin rodeos:

“Si los tribunales impiden a Google realizar estos pagos, Firefox estaría en peligro real”.

Y lo cierto es que esa amenaza no es solo retórica. Si se corta esa fuente de ingresos, vendrían los recortes. Luego la caída de calidad. Después, el abandono de usuarios. Una espiral dolorosa que podría acabar en silencio.

El fin de Firefox sería una tragedia para la diversidad digital

Este no es solo el drama de un navegador más. Hablamos de la única alternativa significativa que queda fuera del control de las grandes corporaciones tecnológicas.

Los otros motores de navegación importantes hoy son:

  • Chromium, de Google (usado por Chrome, Edge, Brave, Opera… casi todos)

  • WebKit, de Apple (el corazón de Safari)

Y luego está Gecko, el motor de Firefox. El único que no pertenece a un gigante. Si Gecko cae, la web abierta se vuelve un poco más cerrada. Menos plural. Menos libre.

Y eso… eso debería preocuparnos.

Buscar otras salidas, sin éxito… por ahora

Mozilla ha intentado romper esta dependencia. De verdad. Han buscado alianzas, han probado con otros motores de búsqueda: Yahoo!, Bing, incluso opciones centradas en la privacidad como Qwant o DuckDuckGo.

¿Resultados? Decepcionantes.

Los ingresos nunca fueron comparables. Y lo peor: cada vez que cambiaban el motor por defecto, perdían usuarios. Así de fuerte es la costumbre. O el monopolio, dependiendo de cómo se mire.

Sí, la gente dice que le importa la privacidad. Pero, al final, muchos siguen con lo que funciona mejor. Y eso —hay que reconocerlo— lo hace Google.

Firefox también es comunidad, innovación y futuro

Pero el riesgo no se detiene en el navegador.

Mozilla no es solo Firefox. Es una organización sin ánimo de lucro que impulsa decenas de proyectos de software libre:

  • Herramientas para preservar la privacidad.

  • Investigaciones sobre inteligencia artificial ética.

  • Iniciativas para una web más sostenible y accesible.

Y todas esas ideas, esas luchas, también se financian con el dinero que viene de Google. Es una contradicción difícil de digerir, pero real. Y si ese dinero desaparece… se apagan muchas luces al mismo tiempo.

Una victoria contra Google que puede costar muy cara

El juicio busca un objetivo legítimo: poner freno al poder desmedido de Google. Nadie discute que algo tiene que cambiar. Pero si en ese proceso perdemos a Firefox, tal vez estemos ganando una batalla y perdiendo la guerra.

Porque, ¿qué sentido tiene limitar el monopolio de un gigante si eso termina eliminando al único competidor independiente que queda en pie?

¿Y ahora qué?

Mozilla lo sabe. Por eso ha buscado alternativas. Ha lanzado productos de pago como su VPN, sus servicios de mensajería segura, su relé privado para navegar de forma anónima. Y son buenas ideas. Valiosas. Técnicamente sólidas.

Pero aún no alcanzan. No generan lo suficiente como para reemplazar los millones que deja de pagar Google.

Las propias proyecciones internas de Mozilla lo admiten: sin ese acuerdo, la viabilidad del proyecto a medio plazo es incierta. Y confiar en que aparecerán buscadores competentes que igualen a Google… es más un deseo que una estrategia realista en el corto plazo.

Una última reflexión

Este juicio no es solo sobre leyes y cifras. Es también sobre lo que queremos que sea internet en el futuro. ¿Queremos una red donde todo pase por las manos de un par de empresas? ¿O una donde aún existan alternativas, aunque sean imperfectas?

Firefox no es perfecto. Pero es independiente. Es libre. Es, hoy por hoy, el último bastión en una batalla silenciosa por la diversidad tecnológica. Y si desaparece, será difícil —muy difícil— reemplazarlo.

¿Usas Firefox? ¿Te importa que desaparezca?

Comparte tu opinión o únete al debate en redes con el hashtag #SalvemosFirefox. Porque a veces, defender lo pequeño es proteger lo que queda de libertad.

 

Fuente: laboratorio linux

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