Nvidia da a Intel un salvavidas con una inversión de 5.000 millones de dólares.

Publicado el 30 de diciembre de 2025, 14:25

Un nuevo capítulo se abre en la industria de los semiconductores. Y no es uno cualquiera.

En septiembre pasado, Nvidia sorprendió a medio mundo al anunciar una inversión histórica en Intel valorada en 5.000 millones de dólares. Una operación que no solo hablaba de dinero, sino de estrategia, de geopolítica y, sobre todo, de supervivencia para un gigante que llevaba tiempo contra las cuerdas.

Ahora esa inversión ya es oficial. Según Reuters, Intel ha vendido 214,7 millones de acciones ordinarias a Nvidia a un precio de 23,28 dólares por acción. En el momento en que se anunció el acuerdo, ese precio suponía una prima del 6 % sobre el valor de mercado. Curiosamente, visto con perspectiva, hoy queda un 36 % por debajo del precio al que cotizan actualmente las acciones de Intel. Cosas del timing… y de cómo ha cambiado el panorama en pocos meses.

La operación recibió luz verde de la Federal Trade Commission a principios de diciembre, así que era solo cuestión de tiempo que el movimiento se materializara. Con esto, Intel consolida una recuperación notable: su capitalización bursátil ronda ahora los 172.670 millones de dólares, muy lejos de los mínimos de 2024 y buena parte de 2025, cuando llegó a caer hasta los 82.710 millones. Un auténtico vaivén.

Años de presión… y un punto de inflexión

Para entender cómo se llegó hasta aquí hay que mirar atrás. Durante años, el enorme gasto en capital —especialmente en nuevas fábricas y procesos— fue apretando las finanzas de Intel. A eso se sumaron crecientes preocupaciones de seguridad nacional en Estados Unidos por los antiguos vínculos del CEO, Lip-Bu Tan, con China. El cóctel estaba servido.

La tensión llegó a tal punto que, hace solo unos meses, la situación se volvió casi desesperada. El entonces presidente Donald Trump llegó a intentar la destitución de Tan. Al final, sin embargo, hubo reconciliación. Y no fue simbólica: Washington terminó comprando una participación de 8.900 millones de dólares en Intel, reforzando la idea de que el futuro de la compañía es también un asunto estratégico para el país.

Una alianza que llevaba tiempo cocinándose

Poco después de estos movimientos, Intel y Nvidia presentaron los SoC Intel x86 RTX. Y aquí conviene aclarar algo importante: estos chips no fueron fruto directo de la intervención de la administración estadounidense. En realidad, esta colaboración tan poco probable llevaba años gestándose en segundo plano y, según se comenta, ya estaba en marcha antes de que llegara cualquier inversión pública o privada.

Eso sí, no hay todavía una ventana de lanzamiento clara para estos nuevos SoC RTX. Toca tener paciencia. Pasará tiempo antes de que esta alianza empiece a dar frutos tangibles en el mercado.

Mirando al futuro, con más aire en los pulmones

Aun así, el simple hecho de que Intel llegue a ese futuro con más músculo financiero cambia muchas cosas. Cada vez que estos productos vean la luz, podrían marcar un antes y un después en la industria, especialmente si Intel logra consolidar esta nueva etapa de revitalización.

Además, su negocio de fundición empieza a mostrar signos claros de vida. Gracias a la adopción temprana de la litografía EUV de alto NA, Intel tiene margen real para desafiar en suelo estadounidense a TSMC, el gran referente mundial en fabricación de chips.

En resumen, no es solo un acuerdo de acciones. Es un movimiento que redefine relaciones históricas, equilibra fuerzas y deja claro que, en el mundo de los semiconductores, nadie se salva solo.

 

Fuente: Tom´s hardware

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